La contaminación acústica, un tema ya tocado en Bolivida, está ahora en el agenda política cruceña. Se anunció que desde abril se entrará en vigencia una nueva ordenancia municipal que pretende regular y controlar la contaminación acústica en la ciudad de Santa Cruz.
La nueva ordenanza quiere atacar a este problema medioambiental de manera integral, entonces no solo tratará del ruido producido por equipos de música y bares. También contemplará fuentes de ruido exesivo como son las bocinas, las alarmas y los animales domésticos.
Creo que es bueno que los medios prestan un poco de atención a este problema poca conocida pero presente en cualquier lado de las ciudades. El Deber dedicó 2 páginas enteras al problema, poniendo énfasis en el abuso de las bocinas en el tráfico ciudadano. Después de la voluntad política y la legislación adecuada, es un segundo paso en la concienciación del público sobre esta forma de contaminación.
Pero los pasos siguientes son mucho más difíciles: hacer cumplir las leyes (siempre un problema en Bolivia) y cambiar el comportamiento de la gente.